El término “Economía colaborativa” proviene de la expresión inglesa “Sharing Economy”, el gerundio informa acerca de la acción verbal dinámica, y no constituye una simple teoría social.
También podríamos traducirlo literalmente: “Compartiendo economía”, si definimos economía como “los medios de satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos disponibles que siempre son limitados”. Es indudable que la desigualdad de las sociedades ha contribuido al desarrollo de la economía colaborativa, como medio también de defensa y supervivencia.
*Sourced: http://www.sharingskills.eu/project/what-is-sharing-economy/
El ser humano ha buscado asociarse y colaborar para alcanzar metas que individualmente, no serían factibles. La colaboración ha existido siempre, pero este bien común es lo que en internet se consigue gracias a los efectos de la red. Cada usuario aporta un valor personal al resultado de forma que otro se beneficia y lo mejora a su vez cuando lo usa.
Lo que está ocurriendo, dentro de un contexto histórico y económico, desde la crisis de los años 70 a la burbuja puntocom de los 90, hasta llegar a la debacle financiera de hace 10 años, cada uno de esos momentos ha creado el escenario para una nueva economía digital.
Es un contexto ideal para la aparición de nuevos modelos, donde se busca intercambiar de persona a persona, sin intermediarios.
Los principios básicos de la economía colaborativa son: necesidad, valor real, intercambio, búsqueda del bien común. Estos términos no son nuevos, pero el contexto social, económico y tecnológico si ha cambiado. La conjunción de los tres ha posibilitado que COMPARTIR pase a ser una actividad limitada a un movimiento transformacional de escala mundial. En este contexto, volver a generar CONFIANZA es el objetivo primordial.
Estamos en una aldea global hiperconectada, carente de fronteras, donde casi todo es posible desde un smartphone. Al hablar de este modelo es importante el hecho de que estos compartidores, además de ser muy numerosos, son jóvenes, con poder adquisitivo medio-alto y se declaran satisfechos. Son los propios usuarios, los que se lo venden a otros usuarios.
*Source: https://gradoceroprensa.wordpress.com/2015/06/05/la-aldea-global-de-marshall-mcluhan/
Internet es una red eminentemente colaborativa. Cuantos más utilicen un determinado producto o servicio, mayor es el beneficio para cada usuario. Se trata de crear comunidades donde todos aportan y todos se benefician. Si algunos solo quieren el beneficio, a lo mejor el modelo no funciona.
Casi todos los sectores tarde o temprano van a pasar por la “plataforma”. Las empresas van a “plataformizarse” y a externalizar cada vez más tareas. El juego ha cambiado y tiene que cambiar necesariamente las reglas. Hay mucho que aprender y lo cierto es que las plataformas son una herramienta muy poderosa para organizar y coordinar recursos.
Estamos hablando de una nueva configuración, con un sistema de reputación diseñado para sacar a los malos y con problemas éticos como empresas que no son ejemplos de nada y premiar a los buenos. Se reivindica el valor de la “confianza” en esta nueva era, con la ayuda de la tecnología. El sistema institucional actual, donde hemos perdido la fe, no fue construido para una era en la que la gente pueda hacer transacciones directas en plataformas, tampoco fue diseñado para un mundo en que la mitad de la fuerza laboral serán freelances, ni tampoco para un mundo que se ha hecho dependiente de poderes tecnológicos como Google o Facebook, que representan nuevas formas de monopolio.
Estamos entrando en la era de la “confianza distribuida”, la tecnología puede ayudarnos a tomar decisiones mejores y diferentes, pero al final seremos nosotros quienes tengamos que decidir donde depositamos nuestra confianza y quien se la merece.
Seguro que a todos nos han dicho de pequeños la misma frase, nunca vayas con extraños, ni se te ocurra montarte en un coche con alguno, o no dejes el perro a nadie. La sociedad se ha transformado gracias a la economía colaborativa.
Todas las expansiones económicas importantes se han acompañado de nuevos sistemas de confianza. Una confianza más amable, personal, conectada y que dará más poder al individuo. La confianza no deja de ser nada más que la voluntad de colaborar con otra persona sin saber cómo se va a comportar. Es hora de cambiar las reglas, en la era de la información, llegamos a la digitalización de la confianza.
La confianza digital, hace que nos comportemos de manera distinta, nos habría parecido temerario hace unos años. Se puede dar un uso más productivo al capital inactivo, desarrollar nuevas y variadas experiencias de consumo. Se generan grandes oportunidades para utilizar los recursos de forma eficiente.
El capital social es el conjunto de recursos al que podríamos acceder a través de una red de relaciones (amistad, conocimiento mutuo o reconocimiento). Las herramientas P2P, los usuarios pueden alcanzar un nivel de confianza casi comparable al que tienen con sus amigos. Internet ha fomentado la desintermediación, fomentando la confianza.
Los mecanismos que generan confianza: puntuación, fotos de perfil y otros. La confianza digital se basa en 6 pilares:
- Perfil fiable
- Sistema de valoración: reputación de otros para labrarse confianza.
- Compromiso: información facilitada antes con el compromiso futuro.
- Rastro de actividad: se ha de informar sobre el nivel y la frecuencia de la actividad de cada una de las partes.
- Intermediación: debe ser verificados por terceros para ver su autenticidad.
- Presencia en redes sociales, para generar confianza.
Las Claves de éxito del negocio colaborativo
- Creación de valor
- Precios más bajos
- Uso eficiente de los recursos
- Democratización de la oferta
- Acceso inclusive al empleo
Sectores como el transporte, alojamiento, trabajo freelance, servicios financieros, comida a domicilio,…
Pero ojo, todo lo que se vende como economía colaborativa, no lo es, o al menos en su sentido amplio, en algunos casos hablaríamos más de “Access economy” (economía de acceso).
Lo que justifica la existencia de una empresa colaborativa.
- Sus mecanismos de acceso al mercado: aquí podemos hablar de reintermediación o de expansión. Algunas veces, dichas ventajas no siempre se traducen en creación o expansión del mercado, sino una sustitución del mercado o efecto de intermediación. No es lo mismo, Uber que Upwork. Cuanto mayor es la expansión del mercado, mayor será la ventaja económica del nuevo mercado.
- Asignación de recursos: ¿redistribución, casación o uso compartido real? La mayor ventaja del modelo colaborativo surge cuando se comparten de verdad los recursos. Se produce una mejora neta de eficiencia al aumentar el número de recursos infrautilizados.
- Gobernanza: Un control realmente colaborativo, mejora el control de calidad con miles de usuarios, quienes se monitorizan entre si e intercambian opiniones, acceso al big data, implementar un sistema de valoración o reputación, y la actividad se repite en el tiempo y los riesgos de los consumidores son transparentes, la lógica colaborativa suele funcionar. Los clientes aceptarán riesgos compartidos.
- Regulación: Cuando se desafía lo establecido, el verdadero reto es implementar prácticas innovadoras teniendo en cuenta los posibles riesgos. Debido a su naturaleza disruptiva, todos debemos aprender a interactuar de otra forma y la capacidad de equilibrar riesgos y oportunidades. Se necesita una nueva regulación con visión a largo plazo, donde se experimente, participen en el proceso todos los actores, colaboración con los gobiernos y la elaboración normativa con un dialogo constructivo, con una visión estratégica, donde equilibren la necesidad de proteger el interés general y el fomento de nuevas prácticas de negocio. En resumen, un mensaje de regulación inteligente y no vayamos a la hiperregulación. Rebajar la carga normativa en la UE ahorraría mucho dinero y muchas micropymes se podrían beneficiar de una reducción en las exigencias normativas. Esto se traduciría en más innovación y más inversión, sin sacrificar ni una protección.
*Source: http://cristinamulero.es/economia-colaborativa-la-marca-mas-personal-que-nunca/
¿Reemplazará la economía colaborativa el sistema de propiedad?
Alquilar nuestro piso cuando no lo estamos usando, compartir un largo viaje en coche, un libro, la logística para el envío de diferentes paquetes a un mismo destino, e incluso energía que no necesitamos son logros sociales que hemos conseguido en los últimos años gracias a la economía colaborativa.
Lo veremos en el futuro su alcance, por ahora ejemplos como el carpooling y el carsharing se ve un cambio de modelo que cuestiona el futuro del coche privado en propiedad, sobre todo para el transporte urbano.
Y por último, ya seguiremos investigando en futuros post, la reinvención de las ciudades y hacerlas más colaborativas. La tecnología ha facilitado la proliferación de iniciativas colaborativas que parten de ciudadanos con motivación social que quieren mejorar las ciudades, que piensan en digital y en abierto, y en compartir recursos.
La Administración debe facilitar no solo la innovación mediante una regulación inteligente sino que innove también en su propio funcionamiento y que aproveche las ventajas de trazabilidad y monitorización que ofrecen las plataformas digitales para ordenar y para sacar a la luz la economía sumergida.
Si te interesa profundizar y aprender más sobre la economía colaborativa, te aconsejamos que nos sigas y si quieres conocernos, ¡te esperamos!
By Miguel Moraleda – CEO Hideo Hub
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